EUROPA PRESS
5 abril 2016
Cultivan con éxito
piel en el laboratorio
Mediante el uso de células iPS
reprogramadas, científicos del Centro RIKEN de Biología del Desarrollo (CDB,
por sus siglas en inglés), en Japón, junto con colaboradores de
Estos
científicos lograron implantar estos tejidos tridimensionales en ratones vivos
y los tejidos formaron conexiones adecuadas con otros sistemas de órganos, como
nervios y fibras musculares. Este trabajo, que se publica en 'Science Advances', abre un camino
para la creación de trasplantes de piel funcionales en casos de quemaduras y
para otros pacientes que requieren una piel nueva.
La
investigación en bioingeniería de tejidos ha dado lugar a importantes logros en
los últimos años -con la creación de diferentes tipos de tejidos-- pero todavía
hay obstáculos que superar. En el área de tejido de la piel, se han cultivado
con éxito células epiteliales en láminas implantables,
pero no tenían los apéndices apropiados - las glándulas sebáceas y las
glándulas sudoríparas-- que permitieran al tejido funcionar de forma normal.
Para
realizar el trabajo, los investigadores tomaron células de encías de ratón y
emplearon productos químicos para transformarlas en células iPS
similares a las células madre. En cultivo, las células se desarrollaron
adecuadamente en lo que se llama un cuerpo embrioide
(EB), un grupo tridimensional de células que se asemeja parcialmente al embrión
en desarrollo en un cuerpo real.
Los
científicos fabricaron EB a partir de células iPS
mediante la vía de señalización Wnt10b y luego implantaron múltiples EBS en ratones
inmunodeficientes, donde cambiaron gradualmente a tejido diferenciado,
siguiendo el patrón de un embrión real.
Tejido con tallo piloso y excreción de
grasa
Una
vez había que el tejido se diferenció, los científicos lo sacaron de esos
ratones y lo trasplantaron en la piel de otros ratones, donde los tejidos se
desarrollaron normalmente como tejido tegumentario, el tejido entre la piel
exterior e interior que es responsable de gran parte de la función de la piel
en términos de erupción de tallo piloso y la excreción de grasa.
También
encontraron que los tejidos implantados formaron conexiones normales con los
tejidos nerviosos y musculares circundantes, permitiendo que funcionen
normalmente. Una clave importante para el desarrollo fue el tratamiento con
Wnt10b, una molécula de señalización, que dio lugar a un mayor número de
folículos pilosos, haciendo del tejido de bioingeniería más cercano al tejido
natural.
Según
Takashi Tsuji, del Centro
RIKEN de Biología del Desarrollo, que dirigió el estudio, "hasta ahora, el
desarrollo de la piel artificial se ha visto obstaculizado por el hecho de que
la piel carecía de órganos importantes, como los folículos pilosos y las
glándulas exocrinas, que permiten que la piel desempeñe su importante papel en
la regulación.
"Con
esta nueva técnica, hemos hecho crecer con éxito la piel que imita la función
del tejido normal. Estamos llegando cada vez más al sueño de ser capaces de
recrear órganos reales en el laboratorio para el trasplante y también creer que
el tejido cultivado a través de este método podría ser utilizado como una
alternativa a los ensayos en animales de productos químicos", concluye.